lunes, 30 de julio de 2012

ESTRATEGIAS GENERALES PARA LA INTERVENCIÓN PSICOMOTRIZ


La colaboración y el acuerdo: El psicomotricista debe desempeñar un papel de jugar con el niño a organizar la sala de juego, pues se requiere que haya una aceptación y comprensión del deseo del otro.
La sorpresa: Supone que descubrimos algo que no conocíamos, el psicomotricista la desarrolla mediante la mirada, la voz, los gestos, los objetos… cuando entra en relación con el niño. 
La afirmación: Puede ser verbal, gestual o incluso con la mirada para reforzar comportamientos en el niño que son adecuados para su maduración motriz, afectiva o cognitiva. 
El refuerzo: son acciones de ofrecer ayuda corporal o verbal para conseguir que los niños (as) realicen determinadas acciones. 
La invitación: Con el lenguaje se puede hacer necesaria para aquellos niños que no se dan el permiso de jugar, se deben invitar de manera afectuosa a que participen.
La provocación: Es también una forma de invitación para favorecer que el niño entre en dinámicas de acercamiento al psicomotricista, al espacio a los otros.
La contención: Significa poner límites, contener la expresividad del niño, manteniendo la seguridad y la impulsividad de forma clara y afectiva. 
La frustración: El psicomotricista la utiliza para romper actividades estereotipadas y repetitivas, y provocar reacciones de respuesta en los niños.
La imitación: significa reconocer que yo tengo o hago similar a ti, permite la posibilidad de verse identificado, de   tomar conciencia de su ser y su estar como ser alguien importante digno de imitar por el otro.       
La afectividad: permite que el niño se siente satisfecho emocionalmente y pueda continuar su camino madurativo. 
Favorecer la autonomía: implica tomar decisiones en la intervención para conseguir en los niños aprendan a ser dueños de sus actos, a decidir, resolver conflictos, pensar, hablar y jugar por sí mismos.

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